El pasado miércoles, en el transcurso de una compleja operación de intendencia familiar, dejé nuestro Nissan Leaf blanco aparcado en una céntrica calle de Murcia, para que más tarde Rocío lo cogiera y viniera con él a casa 🙋🏻♀️. Al subirse al coche me llamó para indicarme que me lo había dejado abierto y también que no conseguía encenderlo, y que el coche le daba un mensaje indicando que no detectaba la llave 🤦🏻♀️. Esto es extraño porque sólo puede pasar cuando a la llave se le agota la batería, cosa de la que avisa con anticipación y tenacidad. Rocío me hizo una llamada por FaceTime para que viera con mis propios ojos el rotundo e inequívoco mensaje y todas sus maniobras para tratar de encender el coche. Le pedí que se bajara del coche para tratar de abrirlo y cerrarlo a distancia con la llave y comprobar si, efectivamente, la batería de la llave estaba agotada. Al bajarse del coche, con la llamada de FaceTime todavía activa 📹, pude ver el suelo sobre el cual el coche reposaba y resolví el misterio. “Rocío, ese no es nuestro coche. Estás en la plaza de coches eléctricos 🟢, donde solemos dejarlo, pero hoy el nuestro, tal y como te he dicho, está en la de carga/descarga 🟡 donde hoy, festivo, se puede aparcar sin problemas”. Querido lector o lectora: si tienes un Nissan Leaf blanco con matrícula acabada en KTL y aparcaste en la plaza de eléctricos de la calle Santa Teresa en Murcia el miércoles, que sepas que te lo dejaste abierto.